Alberto Chimal es un prolífico novelista, escritor de relatos cortos y ensayista conocido como uno de los pioneros de la narrativa experimental y en línea de México. Conócelo más en esta entrevista exclusiva con Under the Volcano.
¿Qué libros estás leyendo actualmente?
Estoy empezando Ice, una novela muy bella y extraña de Anna Kavan, y repasando Ada o el ardor de Vladimir Nabokov.
¿A qué libros regresas una y otra vez? ¿Por qué?
Hay unos a los que ni siquiera tengo ya que volver, sino que siempre están conmigo, como Ficciones de Jorge Luis Borges, Muerte en el bosque de Amparo Dávila, Kalpa imperial de Angélica Gorodischer o Caza de conejosde Mario Levrero. Esos y el resto de los que repaso me permiten hablar con quien fui al conocerlos por primera vez, y también repasar decisiones de las más íntimas: las que se toman a la hora de volver a la escritura parte constante de la vida.
¿Con cuáles tres escritores —vivos o muertos— te gustaría tomar un café o un trago? ¿Por qué?
Omitiendo a varios que admiro pero que creo que serían muy hoscos o reticentes, el tío Edgar Allan Poe, el abuelo Borges, y J, la autora (yo creo que es autora, aunque nada se sepa de su vida) del Pentateuco. ¿No tendrán los tres grandes historias que contar?
¿Tienes algún talento o pasión además de tu quehacer literario que podría sorprender a la gente?
Tengo muy buena memoria, en especial para lo textual. Tomo fotos con buen ojo, me parece, aunque solamente por gusto. Y lamento todavía que el diseño web haya sido uniformado y destruido como artesanía, porque me gustaba muchísimo.
¿Cuáles tres consejos les darías a otros narradores?
Leer mucho, leer siempre; escribir con constancia y disciplina; tener paciencia.
¿Cuál es tu rutina de escritor?
Tengo una regla mínima de disciplina: escribir al menos una página cada día, sin fallar. Si además estoy en mi casa, y puedo procurarme las proverbiales horas continuas de trabajo, mejor. Tengo un cuarto que hace las veces de estudio; para ayudar a la concentración pongo música o películas que sólo escucho, como ruido de fondo.
¿Cuál fue tu momento de mayor desesperación como escritor y cómo saliste de él?
En 2013, lo que parecía un malestar vago y difuso de años antes se convirtió en una depresión profunda que duró años. Lo menciono porque la depresión resonaba con la escritura y con mis aspiraciones como escritor. Salí de eso con terapia, con la ayuda de mi esposa y volviendo a encontrar la belleza de la lectura y la escritura.